De Lituania a Galicia

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Estoy lejos, muy lejos. Si mirase hacia el sur sur oeste probablemente estaría mirando hacia mi habitación, ese lugar que ha sido mi refugio durante tantos años. O hacia el otro refugio que poco a poco voy haciendo mío, o yo me voy haciendo de él, quién sabe…

Estoy en Kaunas, Lituania, a más de dos mil kilómetros de esos lugares que me hacen ser quien soy, de la gente que ha hecho de mí el que veo delante del espejo, y de los olores que llevan en mi cerebro toda mi vida.

Este es un país maravilloso, una herencia arquitectónica soviética dulce ya que la gente y las calles miran, metafóricamente hablando, hacia el oeste. Hoy hablando con un chico de nombre impronunciable (cuando conozco a alguien apunto lo que yo oigo fonéticamente) me dijo que mi elección de Go West, de The Pet Shop Boys, era muy acertada como muestra de lo que es Lituania hoy en día.

Eso sí, para vivir aquí tendría que encontrar alguien que me hiciese sentir bien, alguna ocupación interesante y un grupo de amigos con algo de sangre en las venas, porque aquí la única marcha que hay es la de los turistas rusos, que vienen a gastarse sus rublos y a montar jaleo.

Pero ayer en el avión me pasó algo curioso, viendo las grandes extensiones de árboles que hay en este país recordé el Camino de Santiago, O Camiño, que tanto me hizo sufrir y que tan feliz me hizo. Y me vino a la cabeza una canción que tengo en mi reproductor de música, así que cuando estuve en el hotel, la puse en el portátil y me vinieron muchas cosas a la cabeza: el propio camino, mi pasión y amor por la música celta con catorce años, pensamientos, agostos en Madrid bajo la sombra del árbol de un parque, … Recuerdos, divino tesoro. La canción se llama “Dun tempo para sempre”, es de Luar na Lubre, puedes escucharla en Youtube, y dice así:

Vese voar
Unha moura soidade
Que vai xurdindo
Baixo o solpor; 

Sombras que doan seu alento
Seu alento
E transforman o ar
Nun incerto mencer;

Voces que son
As pegadas dun tempo,
Eco de doces
Acordes de alalás.

Cando atoparemos
Druidas envoltos
Nos fumes das lubres
No bosque de emaín;

E o val enfeitizado
Polas sombras que ainda emerxen
Da última noite,
Noite de luar.

Soños galopando
Xa rachan co silencio
E o vento asubía
Acordes de alalás.

Es maravillosa, aunque las partes intermedias no me gustan mucho, cuando ella canta la letra se me erizan los pelos de todo el cuerpo. Me da ganas de seguir adelante mirando a lo lejos, no mirando a un objetivo sino observando el mundo que tengo a mis pies, no como tirano sino como sirviente suyo. Como si cada rama de cada árbol me perteneciese y yo le perteneciese a ella, en una armonía que me mata de placer.

Y después de este momento de éxtasis musical lancé a correr a la aMulita, que en este hotel no está capada y va a las mil maravillas, y me bajé “Tu Gitana”, de Luar Na Lubre también, que me hace ver la humanidad del mundo. Hace que en mi cabeza una estufa lituana alimentada con gas ruso sea un hogar alimentado con leña de un bosque gallego en una casa alejada del mundo.

Galicia, quiero volver a hacerte el amor.