Dar una charla académica

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Vía menéame he encontrado un buen artículo sobre cómo dar una charla y me habría encantado leerlo antes de presentar mi Proyecto de Fin de Carrera. Pero bueno, me he decidido a traducirlo y aquí está:

Lo que sigue son una serie de opiniones sobre cómo dar una charla, ya sea utilizando transparencias o un programa de presentaciones. La mayor parte de ellas están basadas en las conferencias a las que he asistido, en las que he visto los mismos fallos una y otra vez en muchos conferenciantes.

Preparando la charla

Las diapositivas

• Muchas de ellas suelen tener demasiado texto. La peor forma de hacer una presentación es encender PowerPoint y empezar a teclear todas las ideas que tengas en listas (a tu audiencia se le hará eterno). En vez de eso intenta expresar con dibujos o gráficos tus ideas. Recurre al texto donde las imágenes te fallen. La única excepción es el título, que toda transparencia debería tener.
• Utiliza siempre fuentes Sans-Serif (sin serifas o gracias). Son más fáciles de leer desde el fondo de la sala. El propósito de las serifas es relajar el ojo cuando estás leyendo páginas llenas de texto. Lo ideal es que tu presentación no tenga tanto texto como para justificar el uso de las serifas. Una excepción: las fuentes en las fórmulas matemáticas.
• Más de la mitad de las charlas a las que asisto utilizan texto demasiado pequeño. Utiliza la fuente más grande que quede atractiva en la diapositiva; intenta no usar una menor de 24 puntos. Mejor aún: textos a 30 puntos y títulos a 40.
• La simplicidad es el mejor medio para transmitir información. Tu audiencia tiene muy poco tiempo para asimilar qué hay en tu transparencia, especialmente prestándote atención todo el rato. Algunos conferenciantes utilizan añadidos como logos del proyecto, el título o el nombre de la conferencia en cada diapositiva: no lo hagas.
• Para diapositivas con fórmulas uno de mis trucos favoritos es añadir flechas y etiquetas que apunten a las variables de una fórmula, recordando a la gente qué significa cada una. Pocos recordarán la nomenclatura que has utilizado en la diapositiva anterior.
• A no ser que seas un excepcional orador y no cometas errores, reserva entre minuto y medio y dos minutos por diapositiva.
• Una charla de media hora o más necesita ser dividida en secciones, con un diapositiva-título o una que remarque cada una de las nuevas secciones. Si la charla es corta utiliza tu propio criterio. El objetivo de estas diapositivas es avisar a tu audiencia de que se va a producir una transición y un cambio de tema, y sobre qué hablarán las siguientes diapositivas.

Tu organización

El fallo más común es gastar demasiado tiempo en detalles técnicos y demasiado poco situando a la audiencia en el contexto. Una charla de 30 minutos o menos debe ser como publicidad del documento del que hablas, no un reemplazo. Tu objetivo es convencer a los oyentes de que deben leer tu trabajo. Este es un objetivo muy ambiguo; haz hincapié en los aspectos más importantes:
• ¿Cuál es el problema que estás resolviendo?
• ¿Cuál es la diferencia de fondo entre tu método y los que se han utilizado antes? Esto es, en realidad, una pregunta con dos partes, de la cual normalmente sólo se responde la segunda:
o ¿Qué logra tu método de trabajo que ningún otro ha hecho antes?
o ¿Qué algoritmo permite a tu método de trabajo lograr más?
• ¿Qué es evidentemente mejor en tu método en ciertas circunstancias? (Y cuales son esas circunstancias).
• ¿Cuál es la gran idea con que se tiene que quedar la gente cuando salga de la charla? Si normalmente intentas transmitir cinco ideas es probable que no lo consigas con ninguna. Si escoges una y trabajas en ella seguramente tendrás éxito.

Estas ideas generales deben estar siempre en tu mente cuando escribas un trabajo. Son tan importantes que no voy a decir nada más sobre la organización. Pon estos aspectos primero cuando compongas tu charla y serás uno de los mejores oradores de la conferencia.

Dejaré aquí que otra persona diga algo sobre la organización. Me encanta la siguiente cita del blog de Herman Haverkort:

El repaso

Cuando tus dispositivas estén terminadas, ojéalas y mira cada uno de los títulos de ellas. ¿Enfatizan los aspectos correctos? Apuesto a que puedes mejorar al menos la mitad de ellos. El trabajo de cada título es colocar en contexto y decir a los oyentes qué estás intentando transmitir con tus palabras. Cuando algún oyente se despierte en mitad de la conferencia e intente prestar atención de nuevo lo primero que leerán será el título de la diapositiva. Asegúrate de que les dice por qué estás hablando de algo que no están entendiendo ahora mismo.

Dar la charla

Practica. Es obvio pero hay que decirlo. Haz un ensayo (incluso estando solo) antes de hacerlo en público. Mejor aún: hazlo dos o tres veces.

Punteros láser. Realmente no me hacen gracia y esto es porque la mayoría de la gente los usa mal. Increíblemente mal. Por otro lado un puntero telescópico pasado de moda es mucho más fácil de seguir con la vista.

Por supuesto, algunas salas tienen una pantalla demasiado grande para un puntero físico. Truco: cuando apuntes a algo con tu puntero láser, hazlo firmemente. Muchas personas intentan rodear un objeto en lugar de apuntarlo. ¿Sabes qué? ¡Nadie tiene ni idea de a qué estás apuntando! He visto sentado cómo un conferenciante tras otro hacía esto y ninguna de las audiencias tenía ni idea de a qué estaba señalando.

Portátiles. Antes de la charla recuerda apagar el salvapantallas. Además piensa si hay alguna aplicación que puede intentar descargarse la última versión de Real-Player en medio de la charla. (Este no es un caso de ejemplo).

Otra de las formas que tiene un orador para parecer estúpido es quedarse mirando a la pantalla de su portátil mientras habla. Está en la naturaleza humana de tu audiencia el seguir tus ojos, así que utilízala para tu provecho: cuando mires a la pantalla de proyección los ojos de tu audiencia estarán donde tú los quieres. Cuando mires a la audiencia ellos escucharán lo que dices, pero cuando mires al portácil se distraerá y ni escucharán lo que dices ni verán lo que quieres que vean. Intenta colocar la pantalla de tu portátil donde no puedas verla.

Presentación. Comienza la charla presentándote con tu nombre, aunque acabes de ser presentado por otra persona siempre y cuando no haya sido una presentación larga y clara. A veces los que llevan la sesión confunden los nombres o no usan bien el micrófono. La gente además está acabando sus conversaciones cuando éste te presenta. Por último, la gente que está al final de la sala seguramente no oyó la presentación aunque a tí te sonara increíblemente clara.

Si la charla es suficientemente importante (por ejemplo, una de trabajo), ten memorizadas las primeras diapositivas, para poder tener un inicio suave y sin interrupciones no importa cuán nervioso o cansado estés. Por supuesto, no memorices una charla entera.

Hablar. El secreto de una charla con éxito está en el ritmo. La parte más importante es elegir puntos clave en tu charla, y hacer énfasis en esos puntos decidiendo cómo enfatizarlos. A veces hago esto hablando de forma lenta y a veces diciendo “Esta es la idea más importante en esta charla”.

A veces el silencio es una articulación adecuada. Una de las mejores y menos usadas técnicas de un orador es saber dejar una pausa larga tras un punto clave. Déjales que lo absorban.

Es importante que sepas que puedes tomarte el tiempo necesario para decir lo siguiente. No hay prisa ni necesidad de llenar los espacios con sonido. La audiencia está demasiado ocupada intentando descubrir qué significa la diapositiva como para fijarse en lo que te costará llegar a la siguiente frase.

Debes conseguir extinguir la muletilla “eeeeeh” de tu vocabulario. Sonidos como “emmm” no son buenos para mantener constante el flujo de información hacia los oyentes. Recuerda que no se van a marchar de donde están. Cuando no sepas lo que tienes que decir, estate tranquilo y piensa de forma pausada.

El típico mal orador es el que habla a una velocidad uniforme, sin mostrar énfasis y siempre pareciendo atolondrado, sin pausas, pasando una diapositiva tras otra de forma monótona. Date cuenta de que tienes que hacer para no ser ese tipo de persona.

Despedida. Acaba siempre tu charla diciendo “Gracias”. No es pretencioso ya que les estás haciendo un favor. Si no das pistas a la audiencia de cuándo deben aplaudir se sentirán confusos. Como la mayor parte de los rituales sociales, la secuencia de “gracias-aplauso” hace sentirse bien a todos. No llames al turno de preguntas hasta que hayas terminado.

¡Y esto es todo! El resto se aprende con la práctica y las críticas de la gente. Podría seguir, pero intentando decir más, diría menos. Lo mismo va para tí.