Universidad anti-progreso

General, Universidad

Mi escuela es -seguramente como tantas otras- un cúmulo de cosas que parecen ir en contra de toda lógica y del progreso. En otros tiempos fue la Universidad el motor del avance, del conocimiento; hoy desgraciadamente parece todo lo contrario.

Ya lo comenté en una reunión sobre Creative Commons a la que acudí: ¿por qué la documentación que generan los profesores no es libre? Me produjo curiosidad el ver en las “transparencias” que utilizaba un profesor el año pasado: “Autor: Carlos Ramos Nespereira. Todos los derechos reservados”. El profesor en cuestión es un tío muy majete pero ¿realmente debería tener derecho él como persona a decidir qué se hace y qué no con lo que él crea en tiempo de trabajo?. Es como si yo curro en una empresa como programador pero, oiga, lo que yo creo es mío. Pues no, es de la empresa, y lo que generan esos profesores debería ser propiedad del Estado que es quien les paga, esto es, de todos.

Pero bueno, al menos ese (y muchos otros) cuelgan su documentación en la red sin contraseña ni nada que se le parezca. Pero este año he visto dos prácticas que me resultan, cuanto menos, egoistas y nauseabundas; una de ellas es utilizar una plataforma de aprendizaje basada en software libre (Moodle) en la que si no tienes nombre de usuario y contraseña no puedes acceder a la documentación. La otra es colgar las transparencias en la web en forma de PDF con contraseña. Muy bonito, sí señor, eso es difusión de la cultura.

Hombre, si esas transparencias contaran el invento del siglo o la fórmula que les va a hacer ricos les entendería a título personal. Pero es que lo que es más fuerte es que cuentan cosas que otras personas han estudiado, desarrollado, creado gráficos, pasado noches en vela mirando fórmulas… Y no, no estoy diciendo (al estilo SGAE) que haya royalties por todos lados, pero sí (al estilo Creative Commons) que se reconozca la labor de la gente. Coño, que parece que han sido ellos los que han inventado las tecnologías que explican.

Pues eso, el año pasado preparé una exposición sobre Creative Commons en una reunión de departamento que no terminó de hacerse (por mi culpa, no le cargo trastos a nadie); a ver si este año que ya estoy casi fuera de la Universidad y puedo esperar menos represalias puedo decirles a la cara que la ética les obliga a hacer libres, permitir su difusión y uso para otros trabajos derivados, todos los documentos que hagan en su tiempo de trabajo orientados a la educación. Espero que si todo es así algún día no disminuya el incentivo moral a seguir creando los buenísimos contenidos que crean.