Tanto

General, Poesía

Tengo miedo a ver cómo te marchas
una mañana de frío invierno,
a cómo impides a la distancias
caber entre tus dedos y los míos.

Quiero que me narres cómo pasas
sonriendo entre los mares de gente,
y qué imaginas al cerrar tus ojos
bajo el suelo, labios sonrientes.

Un horizonte inclinado hacia tu vida:
curvo como una voluta de humo,
y caprichoso con linea que une nuestros ojos.

Un ángel tras una ventana de acero, oscura,
y un armónico de La rebotando en mi cuarto,
solo sin tí, frío, sin las palabras tuyas.