Toro encerrado

General, Poesía

Mientras ando veo que las nubes no llegan al cielo
para que anegue mis grietas con algún fluido.
Y el mundo se arrastra despacio, como las tensiones
que hacen flotar los segundos en el cristal líquido.

Paralelamente crecen escamas de dragón en mi lengua
y se cargan mis ojos con la polaridad de los tuyos.
Somníferos en la punta de mis dedos aéreos
rozando una herida abierta que recién descubro.

Y un peso horrible sobre mi hombro,
como si cada transición en mi reloj
fuera un cuchillo en mi universo.

Y una mirada atemorizada en mis ojos,
como si cada paso sobre el suelo
fuera sólo una vuelta más al ruedo.