Ciento veintiocho lágrimas

General, Poesía

Sesenta y nueve palmadas en mi espalda
y una cicatriz marchita que la recorre,
de la que salen cucarachas de cobre
para huir por debajo de la almohada.

Setenta y ocho valles recorridos
y monte tras monte las mismas nubes,
monotonía de lluvia tras cada cima,
que nada nuevo descubre

Sesenta y cinco segundos de espera
para un beso en tus pétalos de rosa:
miedo y angustia, otra vez a la cola.

Ochenta y seis pesadillas seguidas
pegándose por entrar en mis sueños
y mi nuca, de espasmos, malherida.