Onírica estepa

General, Poesía

Soy llama de candela, calor y frío:
la luz ante la nada no ilumina, apena.
Divago titilante bajo las estrellas
inmóviles, muertas de sinsentido.

Dame nubes para llenarte de luz
tú, arquitecta de esta odisea.
Mis sueños gravitan torno a tus labios,
por ser la luz de sus sonrisas.

Un segundo en tus manos
y seis noches de gris espanto:
te pierdo en todas y aún te amo.

A pesar del dolor:

Veintiún atardeceres de tu mundo,
escarbando en tus gestos
para encontrarme con tus ojos.