Muerte arbórea

General, Política, Sentimientos

Ha habido un asesinato múltiple en mi barrio. A los muertos se los han llevado en camiones, como si fueran tuberías de plástico, restos de una tecnología que no ha tenido buena publicidad… M-30, Gallardón planea obras titánicas, de un gran emperador; realmente cambiar el trazado de una arteria tan importante como es la M-30 sin causar muertes es una tarea increíble… Qué pena, realmente, que Gallardón dejara a un lado a las víctimas colaterales y se centrara en su egocentrismo.

Mi casa colinda con la M-30 norte. Recuerdo que cuando era pequeño, 4 años no más, plantaron unas hileras de plátanos en los bordes de lo que es (y dentro de poco no será) la M-30. Esos árboles son famosos por la sombra que arrojan, dadora de vida en el caluroso verano; creadora de vida humana rodeada de muerte, de desierto urbano. Recuerdo ver cómo han ido creciendo conmigo hasta convertirse, cuando nacía la primavera, en una selva de hojas enormes, de aletas de frescura.

Pues bien, hoy a mis 21 años los han matado, de raiz, de carne y de espanto. Cuando fui el otro día a estudiar a la biblioteca ví vallas metálicas de muerte rodeándo su ya postrera grandeza. Hoy ya no queda nada: una valla caída, como un ataúd volcado, deja la muerte a la vista del alma. Como diría Ibarretxe tras el atentado del 11M:

  • “¡Qué monstruosidad!, ¡qué espanto tan grande! (…) No son vascos, son simplemente alimañas” No es una persona, es un ser sin corazón…
  • “cuando ETA atenta (…) se rompen en mil pedazos el corazón de los vascos y vascas” Cuando un árbol que sentimos como nuestro una parte de nuestra vida se ahoga.

(enlace).

Llevaba días resistiendo la tentación pero no he podido evitarla: pintadas en las vallas. “Obreros asesinos, Gallardón bastardo”, “¿Y los árboles?”, un árbol llorando, “Aquí vivían nuestros árboles”, … Mañana, con la luz del día, haré fotos a la muerte y a las pintadas y las pondré en el fotolog… Estudiar biología me sirvió para admirar lo increible que es cualquier forma de vida; y lo terriblemente nauseabundo que es cualquier forma de acabar con ella.

Ojalá el yugo de la naturaleza caiga sobre los culpables… De verdad, qué pena, que sincera tristeza siento… Mi barrio ha perdido un miembro de su familia, el escenario de mi metamorfosis en lo que, para bien o mal, soy hoy.