Nanit

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Noche extraña… Se juntan conversaciones, litros de vino, briznas de césped, canciones casi olvidadas, coches de policía… Hay un lugar de mi barrio que siempre me ha gustado para acabar las noches; es una sucursal de Hacienda (de hecho siempre le hemos dicho “Hacienda”) que tiene soportales por lo que puedes ir llueva o no. Era el lugar de peregrinaje de mi época de instituto para irse de peyas (pirolas, novillos, …) en Hacienda bebiendo litros de cerveza, hablando de un futuro próximo y ya casi olvidado.

La fiesta de hoy se tornó tranquila: rato de parque, rato de comprar bebida, rato de politiqueo, rato de San Andreas, rato de más marujeo y rato de filosofeo… Me gustan estas noches, es de aquellas en las que llegas a tu cama (a menos de un metro de mi) y te sientes “lleno”.

Para acabar la noche y antes de irme a casa me fui al soportal de Hacienda que está enfrente de mi casa y, mientras me fumaba un piti, estuve escuchando la versión de “La estatua del jardín botánico” de Lemon Fly. Ahora Cendrillon de Telephone me acompaña mientras mi mente me pide, cada vez con más insistencia, que me arrope de mantas y me vaya a dormir… Mañana, como quien dice, será otro día

Siento las faltas de ortografía si las hay pero el nivel de alcohol en sangre me está pidiendo camita…