Niebla

General, Madrid

Madrid comienza a llenar los espacios que hay entre sus edificios de la neblina que, junto al cielo naranja pálido le caracteriza en invierno… Salí del metro y ví que la niebla hacía desaparecer poco a poco los edificios que se alejaban de mí calle abajo.

Recuerdo un día que la niebla en mi barrio era tan intensa que, además de no ver más allá de la segunda planta de mi torre desde la calle, al ir en autobús no sabías dónde estabas y era complicado saber cuándo debías bajarte… La niebla acerca la onírica a la realidad…

Estos días vuelvo de la universidad en la línea 1 de metro. Como la recorro de cabo a rabo (valga la expresión ;)) puedo ver cómo va cambiando la gente, las formas, los gestos, desde Vallecas hasta Plaza de Castilla entre que paso por el mismo centro de la ciudad… La línea 1 me encanta ya que pasa por muchos lugares que me hacen sentir de aquí, que ya forman parte de mí.

Supongo que a las ciudades uno les coge cariño, al igual que cuando en un viaje le coges cariño a una casa en la que transcurren tus cosas un par de días, o a una estación de tren, o a una calle… Vaya, que los seres humanos (al menos yo, estas son mis impresiones) somos cariñosos por naturaleza, en lo que respecta a enlazar la existencia de otras cosas con tu propia felicidad.

Me gusta viajar porque hago más lugares míos, y casi siempre puedo recordarlos con una sonrisa en los labios. Eso te hace crecer como persona.