Bienvenido otoño

General, Madrid, Sentimientos

Lo noté en cuanto puse mi culo sobre mi silla en clase. Vaya, qué poca luz entra por las ventanas… Luego, mientras pasaban fórmulas por la pizarra y el cañón de video escupía transparencias de PowerPoint parecía como si empezara a haber gotas en las ventanas… Bueno: bienvenido otoño; otro más.

Luego al salir de clase fui a buscar a Fher (quien promete que volverá a escribir en su diario en cuanto tenga un diseño chulo) y Fare a la Telecoteca; y allí estaban tras una jornada de estudio. Hasta aquí todo bien, lo único que fuer estaba todo inusualmente gris. Cogimos el E hasta Conde de Casal y Fare tenía que hacer la compra. Como dos buenos caballeros la acompañamos pero de repente empieza a llover. Argggg, la faceta más triste del otoño llegó. A mi me gusta que se caigan las hojas, que empiece a hacer frío, pero que llueva… :( Jo.

Luego en el metro me fijé bastante en la gente. Vi todo tipo de cosas:

  • A mi lado de pie había una chica de unos 23 con rasgos indios muy guapa, pues enfrente mío había 3 viejecitos embobados con el culo de la muchacha
  • Unos adolescentes hablaban bastante alto (los oía a pesar de los cascos) y, aunque no sepa lo que decían, me hizo gracia ver las caras de las personas: indignación, vergüenza y risa.
  • Una rubia enfrente mío leía algo que parecían apuntes impresos, miraba de reojo a otro chico con aspecto colombiano que leía un libro apoyado en un barrote. El chico no se dió cuenta.
  • Una señora de unos 60 años muy maquillada, tintada y vestida con ropa muy alegre, se sienta pero la cuesta… Quizás se esté empezando a dar cuenta de que ya no es la que era.
  • Un chico de unos 26 años, trajeado, leía la Computer Hoy, a veces ponía cara de extrañeza y otras miraba alrededor.

Un vagón de metro puede llevar en él mil historias y crear varias decenas de relaciones, aunque duren 18 minutos y sólo se transmitan cosas por la mirada. Pero es un sentimiento distinto.

El otro día me encantó ver a una chica leyendo las Rimas y Leyendas de Bécquer; algún día de estos me lo tendré que llevar en el metro. Lo que más me gustó fue ver que cada 2 o 3 estrofas levantaba la mirada del libro y ojeaba el vagón entero, yo incluido; quizás buscando algo que le recuerde lo que acaba de leer, o que se haga sentir de otra manera lo que ha leido… Es algo que siempre hago cuando leo a Bécquer.

El otoño hace que te fijes en ese tipo de cosas :) Feliz estación