Dios es un infeliz

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La noche ya ha caido y el día de hoy lo pasé encerrado entre cuatro paredes y frente a un monton de líneas de código… No ha sido un buen día, los recuerdo mejores.

Además ya rondan por la cabeza las fechas de los exámenes, cuales estudiar, cuales no… Y encima mi práctica de java no quiere serializar los objetos para guardarlas en un archivo…

Pero no todo es malo: M80 me está acompañando en esta velada a la que le queda de vida los mismos minutos que a esta entrada en el diario (osea que cuando acabe esto me voy a dormir).

Cuba es maravillosa, pero hay cosas que, como en España, en ningún sitio. Ayer, noche de Reyes, fuí a tomar algo con mi primo a un bar del barrio: un par de jarras de litro de cerveza, con su espumita y su cuerpo suave, y ese color dorado que te llena la garganta de frescura y sacia tu sed. No, en Cuba no hay minis, aunque la cerveza de allí casi me ha gustado más que la Mahou.

La Mahou es un buen tema de conversación; no es una de las “marcas más prestigiosas” como los ladrones especuladores del Corte Inglés o los esclavistas de Nike, Adidas, etc… pero lleva muchos años con la juventud (y la no tan juventud) de este país. Y por lo menos para mi es un símbolo de identidad, es algo con lo que he pasado de ser adolescente a alguien no tan adolescente en los parques y las plazas de Madrid. Bendita Mahou y bendito botellón social.

Mañana tengo que hacer un trabajo de economía que tengo que entregar pasado mañana; y siguiendo con la tónica de cortesía y ánimo de trabajar por y para los alumnos a la que nos tiene acostumbrado el departamento de “Ingenieria”"” han dejado sólo un día publicado el texto con el que hacer el trabajo.
Muy bien señores, sigan así, a este paso un día no podrán volver a sus casas (me refiero a que auguro una nevada sin antecedentes en Madrid ya que si las temperaturas siguen así este año se producirá, no piensen que deseo ningún mal físico o psicológico ni hacia ustedes ni hacia sus familias).

Como podrá observar el lector de las últimas líneas, estoy un poco cansado de Madrid y eso que sólo llevo dos días aquí. Ayer tuve que ir al centro a hacer unas fotocopias (relacionadas con el texto del trabajo ese) y me topé con toda la parafernalia, infantilismo ymentira de la Cabalgata de los Reyes Magos. ¡Dejen inpracticables los pasillos de sus casas pero las calles déjenmelas en paz! Si fuera una manifestación por algo razonable… Odio la Navidad. Pero no es un odio de ese que se te pone cara de malo, se te encrespa el bigotillo y echas humo por la nariz y las orejas; nada más lejos de la realidad. Me descojono (si el personal me permite el vocablo) cuando veo a toda esa masa de borregos en los centros comerciales.

La mayoría de sus vidas son una mierda porque no han encontrado un motivo por el que despertarse con ilusión más del 75% de los días. Por eso tienen que recurrir al consumismo para creerse llenos de algo en esta sociedad de personas vacías.

Luego estan aquellos que, aunque en realidad son felices y han pensado sobre la felicidad, compran. Quizás sea por dejarse llevar un poco, a veces uno se siente bien siendo parte del grupo y sin tener que tomar decisiones; solamente lo que diga la mayoría (influenciada por una minoría influyente (jor)).

Y luego están aquellos para los que no consumir es su principal meta. Todo lo que compran debe de ser en lugares descentralizados, a precios (a veces) desorbitados… Que guay es ser punky. -> haz click en la foto (mira que hay gente pa-tó)

Como casi nunca los extremos son buenos pues mira, que cada uno se quede con la alternativa que quiera; pero que conozca las demás.

Y como ya llevo mucho tiempo
escribiendo y, aunque tengo ganas de escribir más, creo que no tienes más ganas de leer pues paro. Ale, mañana seguirá el discursito sobre lo que ven mis ojos en esta ciudad alejada de la mano del dios feliz.